Compartir la vida con un ser lleno de luz te ayuda a iluminar tus días más oscuros.

martes, 24 de octubre de 2023

UNA PIEDRECITA EN EL CAMINO.

Vas andando por una vereda estrecha hacia un sitio determinado; y mientras caminas, vas mirando al suelo.
De repente te encuentras con una piedrecita, del tamaño de una moneda, o más pequeña aún.
¿Qué haces?
¿Te pones nervioso o enojado?, ¿Te molesta?
Pues seguramente no.
Entonces pasas de largo e incluso le das una patadita para jugar un poco, y sigues tu camino.
Más adelante te encuentras con un elefante del tamaño del ancho del camino.
¿Y ahora qué pasa?
¿Te molestas o no?
El elefante obstaculiza todo el camino y no te deja pasar; lo azuzas para que se desplace a un lado, pero los árboles no le dejan moverse demasiado, por lo que no puedes pasar.
Ya llevas un rato esperando, te pones nervioso, te enfadas con el elefante, te molesta mucho su presencia y quisieras firmemente que desapareciera para poder seguir tu camino.
Hasta que el elefante no se desvíó por uno de los ramales del camino dejándote vía libre para seguir adelante, no dejaste de estar enfadado, continuando adelante sin que nada te lo impidiese.
Ahora haz la siguiente reflexión...
Cuando le molestas a alguien en tu vida cotidiana, ¿por qué crees que es?
¿Porque te ve como a una piedrecita pequeña?
¿O porque te ve como a un gran elefante?
En cualquiera de los casos (amor, enemistad, rivalidad, belleza, simpatía, y un sinfín de cosas más, si crees que te ve como a un elefante, deberíamos meditarlo.
Extraído de una historia budista.



Foto de mi amiga Isabel Rodríguez Camacho.